domingo, 10 de febrero de 2008

Carta abierta a Germán

Ayer en el hospital, de guardia, pude leer los comentarios que hacías. Son duros y sinceros pero rebosantes de cariño. Al leerlos he sentido la necesidad de hacerte algunas observaciones.
Pedro ha tenido cerca muchas más personas de las que nombras, tú lo sabes también como yo. Algunos pertenecen a nuestra pandilla y otros no. No voy a enumerarlos. En la vida como en la guerra a veces te toca primera línea y otras… abastecimiento en la retaguardia. De lo que no tengo ninguna duda es que todos hemos tenido muy presente a nuestro amigo durante estas semanas y lo seguiremos teniendo siempre. También estoy convencido que a todos su pérdida nos ha tocado los pilares en los que nos apoyamos para vivir y que considerábamos sólidos e inamovibles. Todo está menos definido y todo es más frágil o casi todo.
Tampoco puedo pasar por alto sin hacer alguna observación a tu justificación para no visitar a Pedro. Germán, tú no has ido a visitarlo por falta de cojones sino por EXCESO DE CORAZÓN, el mismo que casi no te deja respirar desde hace unas semanas cada vez que comentábamos la situación en la se encontraba. Un fuerte abrazo.